miércoles, 1 de abril de 2015

TELARAÑA (capitulo ll y capitulo lll)



TELARAÑA


Capitulo  ll

                                                                                                                                       La pasión suele ser la venda  de fuego
                                                                                                                                       Que quema nuestros ojos
         Dejándonos ciegos por su candor.

Después de una semana Alejo y Lucía se frecuentan en el mayor tiempo que les he posible; pues en ellos se había encendido una pasión que les hacía olvidar los problemas de cada uno. Parecía que no existía obstáculo en el mundo que pudiera vencer ese deseo que tenían uno por el otro. Una madrugada luego de haber hecho el amor, Lucía descansando su cabeza sobre el pecho de Alejo sin dejar de mirar el ventilador de techo sobre ellos dice  -me gusta tu departamento, siento que es nuestro pequeño espacio de pasión y amor, es como si perteneciéramos de toda la vida a este lugar- Alejo acariciando el cabello de Lucía sostiene –es así, es nuestro espacio niña- luego bruscamente Lucía se incorpora dominada por un elocuente pensamiento y mirando a los ojos de Alejo le pregunta -¿nunca vas a dejarme… cierto?-
-depende (sonríe) –
. ¿como depende?
-del tiempo niña del tiempo- Lucía se incorpora más aún con una expresión de tierno disgusto.
- ¿tiempo? Lo nuestro es perfecto…¿no lo ves?
-calma calma… no vayas tan rápido, lo nuestro es pasión pero el sentimiento de compromiso entre dos personas se da solo conociéndose en el transcurrir del tiempo-. Lucía se sienta sobre la cama casi dándole la espalda y con voz en tono bajo replica
- yo estoy dispuesta a que conozcas más de mí para que te convenzas que quiero una relación comprometida con vos-. Alejo coloca sus manos en los hombros de ella y alega
-pero no se trata de solo querer, a veces el querer es como el deseo y cuando deseamos, pero no hacemos nada el deseo se esfuma, con esto quiero decir que valen más los hechos que las hermosas palabras.- Lucia lo mira con un hito de desacuerdo y le contesta.
-yo te deseo y mis palabras tienen esa carga de verdad;  para demostrártelo quiero que conozcas más de mi persona y que veas que estoy comprometida a ésta relación… es más, estoy dispuesta a contarte cosas que pondrían en peligro tus sentimientos hacia mí, porque me da miedo de que te asustes de mi vida.-
- no te preocupes, te doy mi palabra de que no te dejaré por cosas que tengan que ver con tu pasado, siempre y cuando vea que tu ya has cerrado esa puerta ¿Qué tienes para contarme?
-Eres tan comprensible y racional, gracias; te cuento, Daniel mi esposo me ha amenazado con mensajes a mi celular diciendo que pagaré por el daño que le he ocasionado, me hace responsable de su picada cuesta abajo en lo profesional, sentimental, en su status como músico… Me amenazó de muerte.
- Te sugiero Luci que le cuentes que estas con alguien para que sepa que no estas sola y que hay alguien para protegerte.
-pero no lo conoces, él de a momento parece un tipo pacífico y calmado pero en otros, es un perro rabioso; aparte ya sabe de lo nuestro, me dijo también saber con quien estoy y que nos ha seguido hasta éste edificio-.
- no temas linda perro que ladra no muerde,  esos tipos así pueden parecer malos ante las mujeres pero si un hombre les hace frente son unos terribles cobardes. En cuanto a que sabe que vivo en éste edificio, me tienen sin cuidado; en unas semanas me mudo ¿lo recuerdas? En un barrio estaremos más tranquilos y si nos topáramos con él, le pondré sus límites.- Lucía llevando por debajo de las sábanas su mano, la lleva entre las piernas de Alejo diciendo con voz sensual
-y yo te voy a poner los límites ahora… esto es mío ¿sabes? Y comienzan a besarse apasionadamente.

Una noche alejo, estando sólo, luego de haber cerrado la puerta de Diarios y revista de su negocio; llegando a su edificio, revisa el buzón  y encuentra una carta sin remitente, era anónima y estaba dirigida a él; mientras comienza abrirla sube por el ascensor hasta su piso; luego abre la puerta del departamento y puede ver el desorden a causa de que ya ha estado embalando algunas cosas para la mudanza, que se daría en los próximos días. Teniendo ya la carta en su totalidad abierta en las manos, comienza a leerla:

“hola, sé que te llamas Alejo, mi nombre es Daniel, no te conozco personalmente pero te he visto con Lucía y sé que sabes que soy su marido; no me a costado mucho preguntar a tus vecinos en que departamento vives pero no te preocupes, yo no me pongo en contacto con vos para amenazarte ni enfrentarte, perdona mi atrevimiento si así lo parece. Pero es necesario que sepas la verdad de quien es lucía. Ella se debe mostrar cariñosa y atenta contigo,  ella es muy persuasiva pero no es quien muestra ser; ella arruinó mi carrera y mi vida, ella me robó frutos de mi trabajo, ella se victimiza para poder llamar la atención, eso y su belleza son la formula que utiliza para engañar a los hombres. Si bien ella fue de gran inspiración para mi música y mi vida, la realidad de su persona también ha destruido parte de mi vida. La noche que abrí mis ojos ella intentó tapármelos con mentiras y confusiones, victimizándose, acusándome, pero nada evito que yo pudiera verla tal cual es, un poco tarde sí,  pero pude verlo al fin. En mi última gira en la que habíamos ganado mucho dinero con la banda; Lucia y yo habíamos resguardado el dinero en nuestra casa, nadie lo sabía más que nosotros. Lucía me ha robado y su juego es hacerme pasar por un hombre celoso, yo sé que ella tienen el dinero de todo lo que he venido recaudando de las giras, años de esfuerzo y trabajo, me lo ha robado, y me ha quitado la ilusión de creer que ella era mi amor en quien podía confiar. Quiero que tu seas testigo de algo que sólo puedo dártelo en persona y después saca tus propias conclusiones, no le digas nada por favor sólo necesito que veas quien es ella en realidad. Aquí te dejo mi numero 15616882 llámame a la brevedad.” 

            Alejo disca el número de Daniel en su celular y solo es atendido por el contestador. Habiendo apenas unos minutos cruzado la puerta de entrada a su departamento suena el timbre del portero, se dirige al tubo para preguntar quien era a esas horas, pensando en lo leído y en que quizás Daniel había tenido el atrevimiento de llamar a esas horas de la noche a su portero; titubea de descolgar el tubo para preguntar, pero pregunta
-¿Quien es?
-Lucía mi amor- Alejo siente cierto alivio y entusiasmo al escuchar la voz de su amante y responde.

-Sube niña que grata sorpresa. Cuelga el tubo; toma la carta y la coloca sobre el refrigerador debajo de un cenicero pesado de acero que en sus bordes sobresalían del mismo material  formas redondeadas dándole la forma de flor. Y junto al cenicero deja su celular en modo silencio. En ese lapso de tiempo siente subir el ascensor, luego detenerse en su piso, en segundos el sonido de apertura y cierre  de las puertas corredizas del mismo, seguido de ruidos de taco y luego dos golpes suaves en la puerta de su departamento. Alejo abre la puerta y allí estaba Lucía; había retrocedido unos pasos atrás para dejarse ver de cuerpo entero por alejo; estaba con un sobretodo de terciopelo negro hasta los tobillos desprendido, dejando ver su cuerpo con lencería borra vino con puntillas y detalles trasparente y muy pequeña; la piel brillaba encendida bajo la luz del pasillo donde ella estaba; su cabello lacio caía hacia adelante cubriendo apenas sus pechos desnudos; y los labios carmesí susurraron -ven mi amor, que tengo frío-. Alejo totalmente encendido al ver a Lucía tan erótica y sensual balbucea – déjame mirarte un poco más-. Lucía permanece sonriendo mirándolo provocativamente mientras estira una de sus piernas dejando ver un porta ligas del mismo color del resto de la lencería diciendo –¿te gustan mis tacos rojos?-. a ese punto Alejo no se contiene y se abalanza para besarla apasionadamente y Lucía lo envuelve con el sobretodo y ambos pueden sentir esa extraña comunión de fuego peligroso que los une y sin importarles nada hacen el amor desenfrenadamente en los pasillos del piso siete donde vive Alejo. Mientras están en ese frenesí de devorarse el uno al otro; alejo piensa en la carta y considera olvidarse de todo lo que hay en ella, piensa que es típica reacción de un marido celoso y desesperado por recuperar a su mujer y con intenciones de venganza. Pero la idea de confrontar a Lucía con la carta no lo ve conveniente, ni mucho menos pensar en dejarla; pensaba para sí “como dejar a esta hermosa mujer, tengo que estar loco si lo pensara un segundo siquiera”




Capitulo  lll.


La mujer adúltera devora al hombre,
luego se limpia la boca y dice: 
"¿que hice de malo?"
proverbio 30:20

1:20 am.
            Alejo se despierta, está desnudo bajo las sábanas, Lucía no se encuentra junto a él; se sienta apoyándose en el espaldar de la cama de dos plazas y parece sentir ruidos en la cocina, luego en el baño y al cabo de unos minutos lucía regresa sigilosa a la cama, pero se sorprende al ver sentado a su amante esperándola y sonríe. Alejo reconoce estar en el dominio de ésta mujer muy bella.                                                     
-¿donde estabas chiquilla?-. Metiéndose en la cama siempre con sus movimientos felinos en cada expresión contesta –no me puedo dormir cariño, hace rato estoy dando vuelta por la casa.                                                                                                                       -¿ha que se debe linda?
-es por un deseo; una loca fantasía dándome vuelta en la cabeza y aunque parezca trivial que ello me quite el sueño, la única manera de que me pueda dormir es sabiendo que cumplí con éste deseo… que satisficiste mi deseo
-¿Ja ja que locura es esa hermosa?
-no es locura, es mi lenguaje natural al amarte; te explico cielo. Mi fantasía es erótica y quiero cumplirla contigo ahora mismo-. Lucía mira el reloj sobre la mesa de luz digital y son las 1:25 am de la madrugada y continúa. – mira aún no son las dos de la mañana y la heladería que está sobre avenida Velez Sarfield, atiende hasta las dos de la mañana.
- ja ja ja mas que fantasía es un antojo linda.
-ay cielo no te apresures déjame terminar; quiero que compres medio kilo de helado de frutilla de chocolate y de frutos rojos porque quiero que comas de esos sabores servidos en mi piel, luego yo hago lo mismo contigo… por favor ve y compra el helado yo prometo que no vas a olvidar ésta noche.
- ¿pero a esta hora niña?
-por favor cielo dime que sí.
-pero la noche está helada y no quiero salir de la cama, cambiarme, bajar por el ascensor, caminar cinco o seis cuadras…-. Lucía se sienta con expresión de capricho diciendo.
-si me cumples éste dese prometo cumplir cualquier fantasía tuya, sólo dime y lo aré pero antes debes cumplir con la mía.
- negociadora la nena… bueno voy; vos sabes convencerme.

1:45 a.m
Alejo; de regreso caminando por las calles hasta el edificio, no puede dejar de sonreír al pensar de tal locura a la que ha cedido, pero a su vez está ansioso de llegar a su departamento y desvelarse extasiándose de su amante. Cruza la entrada principal del edificio; alcanza a ver la puerta de la oficina del encargado del horario nocturno, y éste ni se asoma, pero Alejo sabe que la razón es porque se encuentra dormido sobre su escritorio como es de costumbre; presiona el pulsador para llamar el ascensor; la luz de planta baja es amarilla y opaca; piensa que deberían cambiar la iluminaria. El ascensor llega, abre las puertas corredizas, ingresa a la cabina, presiona en el tablero el piso siete y huele un perfume de hombre que ha quedado impregnado en esas paredes del ascensor; llega a su piso, sale de la cabina del ascensor y nota la puerta de su departamento totalmente abierta; se apresura a entrar y se encuentra con un sujeto de cabellos largos oscuro hasta los hombros, vestido de campera tipo saco de cuero negro; camisa de un azul marino entallada cuyas solapas son puntiagudas y desprendidos los primeros dos botones del cuello, deja verse una cadena de oro con un crucifijo. Estaba mirando en dirección al baño que está en el mismo pasillo donde está el cuarto, pero parado desde la cocina. Lucía no se encuentra allí, Alejo grita con autoridad
-¿Quién eres?
-Daniel
-¿y lucía?
-en el baño, se ha encerrado allí
- ¿Qué pretendes hijo de puta? ¡Más te vale que se encuentre bien Lucía o te mato con mis propias manos!-. Eufórico Alejo clava la mirada en Daniel y en ese instante sale del baño Lucía gritando -¡cuidado amor; es peligroso no te acerques!-. Daniel se sobresalta y grita - ¡cállate hija de puta mentirosa!-. Alejo lo toma del cuello y con la otra mano le acierta una trompada en el rostro; Daniel un poco aturdido ante el primer impacto de la pelea responde con una patada en el abdomen de Alejo para alejarlo; mientras Lucía cierra las puertas del departamento y Alejo y Daniel destrozan a sus pasos las cajas con objetos embalados para la mudanza, tras ofuscada pelea mano a mano que tienen en el lugar.
-¡pará pará! Grita Daniel
-¡pará las pelotas hijo de puta! Invades mi casa a media noche ¿que te piensas bohemio de mierda?-. Daniel logra alejarse un poco de Alejo y dice
-ya vas a ver como son las cosas realmente-. Mete apresuradamente la mano derecha en el bolsillo del saco que lleva puesto; lucía que estaba cerca de Daniel al lado del refrigerador, resguardándose de aquél torbellino de trompadas; grita -¡tiene un arma!-. Alejo abre sus ojos sorprendido y retrocede y antes que Daniel pueda sacar su mano del bolsillo, Lucía tomando de arriba del refrigerador el cenicero macizo, le acierta un golpe en la nuca a su marido. Daniel cae tendido al suelo sin moverse; lucía corre a brazos de Alejo que no saca su mirada de Daniel mientras pregunta a Lucía si se encuentra bien y ella asiente con la cabeza mientras se resguarda a espaldas de Alejo; los ojos de ella están repletos de lágrimas y sus manos temblorosas.
            En minutos Alejo se acerca a Daniel, le toma el pulso, se seca el sudor en la frente y comienza a maldecir - ¡la puta madre… está .. está muerto!-.
Lucía rompe en llanto desolador; Alejo revisa el bolsillo del saco de Daniel; para ver que tipo de arma llevaba consigo, y para su asombro se encuentra con una cajita porta CD, la retira y lee “pandemia” nombre de la banda y al parecer el nombre del disco “hijos emergiendo de la oscuridad”. Lucía con la quijada abierta y los ojos rojos sollozando balbucea –pensé… pensé que era un arma… él siempre llevaba un arma consigo cargada… ese… es sólo el disco de su banda…no lo entiendo… ¿que hice Dios?-. se abraza a su amante que está casi en un estado de shock sentado en el piso de la cocina, junto al cadáver de Daniel; se quedan en silencio aturdidor por un buen tiempo.

 2:20 a.m

            Alejo se levanta del suelo, como si despertara del letargo en que estaba sumido, mira a Lucía, le ayuda a levantarse; con sus pulgares les limpia las lágrimas, ella aún permanece taciturna mirando el cadáver de su marido y Alejo dice.
-vamos a tener que llamar a la policía… todo fue en defensa propia, el invadió mi casa.
-¡no!-. Grita lucía – esto es grave; soy legalmente su esposa, yo no quiero que te veas involucrado… aparte sea como sea somos culpables y pensar que ambos podríamos estar separados si somos apresados no podría soportarlo amor… me moriría si no estoy con vos un solo día de mi vida.
- ¿que nos quedaría por hacer Lucía? Esto es realmente grave; todo es una locura como pudo haber terminado así.
- pará, calmémonos Ale… pensemos rápido pero con lógica-. Un silencio prolongado invadió el departamento hasta que lucía dice – ¿tus vecinos?¿habrán  escuchado algo?-. alejo la nota nerviosa y temblorosa y se le acerca y la abraza – quédate tranquila los departamentos contiguos son oficinas, el único que habita éste piso como domicilio soy yo-.
-¿pero el piso de arriba y el de abajo?
- no te preocupes es un edificio viejo; desde que has venido ¿nunca te ha llamado la atención de no sentir a los vecinos de arriba o los de abajo? Las paredes y techos son gruesos; sí se pudo haber oído algo apenas si habrán sentido un pequeño tropel.
- entonces.. amor… nos deshagamos de Daniel… no queda otra-. Y Lucía comienza a sollozar nuevamente.
-¿deshacernos de Daniel?... ¿Cómo? … no somos asesinos
-vida no nos queda otra salida… es de madrugada, hay poca gente en las calles, vos estas por mudarte y podemos sacar alguna ventaja de ello, es el pretexto perfecto para sacar a Daniel envuelto en algo; lo llevamos hasta el auto que está en la cochera en el subsuelo, si tenemos suerte no nos encontraremos con nadie en el camino, luego cargamos otras cosas en el auto para disimular… y podemos dejar el cuerpo de Daniel en alguna zona de la costanera, la más oscura y apartada de las casas y edificios. Cuando lo encuentren pensarán que fue asaltado.
-pero es peligroso Lucía ¿y si nos ve alguien? Peor, nos incriminamos más-.
Lucía se le acerca y mirándolo fijamente con sus ojos penetrantes y oscuro le dice – amor es lo único que nos queda por hacer, si vamos con la verdad las consecuencias no serán a nuestro favor….lo intentemos cielo vas a ver que todo saldrá bien…-. Alejo se queda pensativo sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca, por alguna trompada que le hubo acertado minutos atrás Daniel, y dice – bueno… toma las llaves del auto y estaciónalo lo más cerca posible de la salida de los ascensores en el subsuelo, yo envuelvo a Daniel con algunas frazadas y sábanas, bajo rápidamente por el ascensor hasta la cochera en el subsuelo; ten la puerta del baúl abierta y procura tener las luces del vehículo apagadas. Luego subiré a buscar un par de cajas y algunos tratos para disimular que cargamos objetos, eso por si nos ve alguien dentro de edificio-. Lucía sigue la orden de Alejo y él se dispone a envolver el cadáver y lo hace desprolijamente al punto que sus nervios no lo dejan analizar esa situación coherentemente; y pese a que es evidente que entre esas telas hay una persona, osadamente Alejo lo carga casi a rastras hasta el ascensor, luego desciende hasta el subsuelo y Lucía esperándolo lo ayuda a levantar a Daniel hasta el baúl; lo colocan allí y Alejo huele el perfume de Daniel y reconoce es el mismo al que olía en el ascensor cuando regresaba con el helado antes de la disputa. Luego Alejo sube por algunos trastos y cajas haciendo dos o tres viajes, algo realmente innecesario ya que habían tenido la suerte de no cruzarse con nadie, ni siquiera con el encargado del edificio que evidentemente seguía dormido en su escritorio, pero los nervios que tenía le hacían llevar el plan al pie de la letra.

3:30
            Era una madrugada húmeda en pleno otoño corría una brisa fría del sur y efectivamente en las calles no había muchos vehículos. Lucía estaba taciturna mirando el asfalto por delante de ellos. Alejo conducía mirando hacia los costados, tenía temor de los controles policiales y que pudieran acaso ver la intranquilidad en el rostro de ambos y que ello pudiera levantar sospecha; pero hasta entonces la suerte estaba de su lado. Tomaron la costanera y eligieron una zona desolada y bajo el cruce de un puente detuvieron el vehículo, fue todo rápido, lucía estaba haciendo guardia hacia ambos lados de la calle; mientras Alejo retiraba del baúl el  cadáver de Daniel, en minutos le sacaba sus pertenencias y su saco de cuero, zapatos, celular billetera; lo único que dejo en el bolsillo de atrás del pantalón de Daniel fue su DNI;  y dejó tendido boca abajo el cadáver. Se dispuso a meter todas las pertenencias de Daniel en una bolsa negra de plástico y la arrojó en el baúl. En silencio dio a entender a Lucía que subiera al coche -que Dios nos perdone Lucía-. Fue lo único que atinó a decir al salir de allí  y se marcharon con las luces bajas y despacio; una vez estado varios metros del lugar aceleró el auto hasta perderse en las calles de la ciudad.
            Ambos quedaron en no encontrarse hasta un buen tiempo después, de que fuese pública la muerte de Daniel.

“Un cadáver fue encontrado a orillas de la calle de un sector de la costanera de nuestra ciudad, por un ciclista que haciendo su recorridos habituales, pudo ver lo que le pareció una persona acostada en el suelo; una vez cerca del lugar pudo entender que se trataba de una persona fallecida; por lo que avisó inmediatamente a las autoridades que se hicieron presente; según las primeras pericias, la persona fallecida sería Daniel Luciano Cisneros; músico y cantante; la razón de su muerte que aun no son confirmadas, en apariencia a sido víctima de un robo; ya que Daniel estaba despojado de algunas pertenencias personales.”
Así fue l primera información en los medios. Se asumió que Daniel había sido una victima más de la inseguridad de la Ciudad de Córdoba.

Daniel fue velado en una sala velatorio de la calle Juan B justo. Su féretro estando en medio de la sala estaba rodeados de coronas, una cruz de madera del lado de la cabecera del ataúd. Las inscripciones en las cintas mortuorias en dorados decían “larga vida al Rock Daniel” “tus compañeros de banda” “tus amigos” “tu esposa”; y alrededor grandes sillones en la que estaban ocupados por personas mayores pero en el resto de la sala estaba repleto de familiares; músicos amigos, compañeros de banda; y fanáticos de Daniel y su música; todos estaban allí para hacer el cortejo y despedir a Daniel. Alejo también se encontraba allí, una especie de curiosidad e inseguridad propia de su conciencia lo llevo a estar allí para ver que pasaba. claro está lo hacia escondido entre la muchedumbre, y a unos metros del ataúd lo suficientemente lejos para no sentir remordimiento; podía ver lucía sentada en uno de los sillones, rodeada de amigas dándole consuelo; ella estaba con una gafas oscuras y vestida de luto, era en ese cuadro lastimero de olor a flores y hedor de perfumes mezclados, una perla brillando en medio de tal atmosfera mortuoria. En un momento Alejo no tolera permanecer más tiempo allí, donde la gente entra y sale, susurra y se persigna; así que decide marcharse, cuando gira para tomar la puerta de salida haciéndose paso entre las personas, siente que una mano se le apoya en el hombro y lo jala hacia atrás un poco; mientras al oído una voz ronca le dice confidentemente -¿Qué haces acá hijo de puta?.- Alejo se da la vuelta sorprendido para ver quien era; mientras sus ojos recorre a los que están tan cerca de ellos con temor a que alguien más halla escuchado lo que aquel extraño acababa de decirle; y frente a frente se encuentra con un tipo de cabello colorado con un pircing en la nariz y un tatuaje en la mejilla de una lágrima. Alejo le dice –¿disculpe amigo, lo conozco?.- y el tipo pelirrojo se le acerca y le susurra nuevamente al oído con cierto aire de sarcasmo –no te hagas el otario; vos te curtís la mujer del fallecido y tienes la caradures de hacerte presente en este lugar.-
Alejo le saca la mano del hombro y sin contestarle se dispone a caminar; cruza entre la gente casi atropellando a todos a su paso, y el pelirrojo por detrás; logra salir de la sala, avanza hacia la calle agitado, busca la caja de cigarrillos en su bolsillo retira uno de su compartimento y lo enciende tembloroso, todo eso sin detenerse, mira apenas hacia atrás y puede ver por el rabillo del ojo que aquel pelirrojo lo sigue observando desde la entrada de la sala velatorio y hasta parece percibir una sonrisa en su rostro; hasta que alejo doblo en una esquina perdiéndolo de vista.

  (continuará)
Diego Emilio corzo


                                                                                                                             

martes, 3 de marzo de 2015

TELARAÑA

imagen sacada de internet.


TELARAÑA.         
El verdadero valor de una carta
no la determina el jugador y su estrategia,
sino el valor real cuando queda al
descubierto sobre la mesa .


Capítulo l
Córdoba, Agosto de 2008.

La noche estaba desde hacía un rato agazapada sobre la ciudad, en donde los comercios céntricos comienzan a bajar las persianas dando por terminada la jornada. Había sido un día nublado y fresco, con aroma a lluvia en la atmósfera, aunque no hubiera caído hasta entonces una sola gota. Alejo, un joven de treinta años, dueño de un puesto de ventas de diarios y revistas ubicado en la calle 27 de abril casi esquina  avenida Velez Sarsfield, frente al banco de Córdoba; se dispuso a cerrar las puertas de su puesto, mientras observaba las veredas repletas de personas con el apremio de volver a sus hogares; veía también las luces artificiales y sentía correr por sus venas esa sensación particular de final de jornada de viernes, donde todos se preparan para el fin de semana, y pese a que en su mayoría también todos trabajan los días sábado, el viernes es como la previa de la liberación de la rutina. Esté pensamiento lo llevó inmediatamente a tomar su celular y llamar a su amigo David, compañero de copas, para planificar la salida de esa misma noche. Mientras Alejo da la última vuelta de llave a su puesto de diarios y revistas escucha el contestador con la voz de su amigo grabada,  corta y determina en segundos intentar llamarlo más tarde;  inmediatamente percibe un perfume de mujer cítrico y dulce que lo envuelve, mira a sus espaldas y ve a escasa distancia a una mujer de unos 25 años, de tez trigueña, ojos negros penetrantes, y labios carmesí. Es de una belleza exótica, sensual, altanera y provocativa; todo hombre que pasa junto a ella la mira codiciosamente e incluso algunos se atreven a piropearla. La joven mujer busca fervientemente algo en su cartera; ella vestía de falda de cuero negro con dos líneas doradas finas al costado que van desde la cintura al corte de dicha falda; sus piernas largas voluptuosas dejan ver una piel muy bien cuidada. Llevaba una campera también de cuero negra, ceñida al cuerpo, abierta el cierre hasta debajo de sus pechos, y debajo de ella tenía una remera gris oscuro también ceñida con un escote sensual, donde podía verse parte de la piel de sus pechos brillando bajo la luz blanca artificial de la noche. La joven mujer desiste su búsqueda en la cartera y mirando a Alejo le pregunta - disculpa ¿tendrías fuego? -  Alejo busca inmediatamente en su bolsillo derecho del pantalón mientras la mujer saca un cigarrillo fino y largo de su cartera; Alejo enciende el encendedor y se lo acerca, ella coloca su mano alrededor de la llama para proteger que la flama no sea apagada por ninguna brisa, rosando con sus manos las manos de Alejo. Se acerca en movimiento pensado y provocativo con el cigarrillo en los labios, una vez encendido se aparta rápidamente y clavando sus pupilas oscuras en los ojos de Alejo dice
– me llamo Lucía, gracias por el fuego- Alejo siente que es un momento oportuno, donde los “planetas están alineados” dirían las revistas de astrología que suele leer en su puesto, aunque no cree en ellas; pero ese momento no podía dejar pasarlo sin intentar algún coqueteo.
–De nada Lucía, mi nombre es Alejo, y para serte sincero es un placer darte fuego, acabas de aparecer a mis espaldas como una suerte de milagro.- Lucía sonríe y  contesta
– Muy elocuente tus palabras, aunque muy largas para haber sido espontaneas…  y a decir verdad me pareces conocido ¿nos hemos visto antes? –  Alejo sonrojado responde
– no lo creo, mujer así no se olvida tan fácil… en cuanto a mis palabras, no son armadas, reflejan lo que veo, aunque a decir verdad sin conocerte me inspiras confianza.-  y ambos se quedan mirando en silencio unos segundos.
-Bueno, me voy caballero… ¿Alejo? 
- Si, Alejo Lucía; y por olvidarte mi nombre te condeno a ser  acompañada por mí unas cuadras.
-Veo que eres muy perspicaz, yo ahora voy derecho hasta cañada a tomar un taxi, si vas hacia esa dirección entonces no te voy a sentir como un acosador, sino como un caballero.
-justo tengo el auto en una cochera cruzando la cañada, como verás son muchas casualidades, aunque como diría un amigo “causalidades”
- ¿y como es eso?- ambos están a punto de cruzar la avenida General paz esperando que el semáforo les de el paso.
-Él sostiene que cuando uno comienza a relacionarse con otra persona, no es casual, sino que decisiones anteriores de su vida lo han llevado a relacionarse con ese tipo de persona, que son efecto de sus antiguas decisiones; en conclusión, un hecho lo lleva a otro generando un resultado que parece casualidad; pero que en realidad era predecible.- el semáforo los habilita para cruzar la calle y Alejo suavemente pone la palma de su mano sobre la espalda de Lucía, como indicándole cruzar; ella no dice nada, al contrario parece simpatizarle ese gesto.
-¿mira vos? Es una buena teoría, complicada pero que habla como una persona es quien tiene el control de todo, incluso sin saberlo. Me gusta hablar con vos, te invito un café  ¿si no lastimo tu orgullo masculino por adelantarme  a invitarte yo? ja ja.-  Alejo sonríe
- Al contrario, me gusta la mujer que tiene iniciativa y no está esperando que el hombre siempre de el primer paso; obviamente hablamos de tomar café ja ja.
-Eres simpático señor Alejo; además como dijiste hace unas cuadras, me inspiras confianza a mí también…  mira allí hay un pequeña cafetería esta muy lindo el lugar, tienen cierto aire de los años cuarenta, te va a gustar.-
La cafetería se llama el Anden 47, está a media cuadra antes de llegar a la calle Ayacucho.  Alejo abre la puerta dándole el paso a su acompañante, y las personas que están allí observan a Lucía; el joven se da cuenta que la mujer que la acompaña tiene un encanto muy particular que no puede pasar desapercibida. Ambos se sientan en una mesa junto a la pared decorada con fotos de la ciudad de décadas anteriores; el mozo se les acerca preguntando que se les ofrece, ambos piden un cortado y Lucía anexa un tostado, luego que se retira el mozo ella clava los codos en la mesa con actitud entusiasta y poniendo su cara sobre sus manos mira a Alejo diciendo – bueno, estamos aquí, espero que no me consideres una mujer ligera yo soy así, me gusta conocer gente y charlar, aunque para ser sincera cuando cruzamos las primeras palabras hace un rato atrás me vino la sensación de que tu eres el indicado para contarte algo de mi vida que no se lo confiaría a ningún conocido, pero sí a un extraño que tenga una mirada objetiva y creo que eres el indicado por cuanto es inevitable esta sensación de confiabilidad que siento sin conocerte.- Alejo con toda confianza extiende su mano tomando una de las de ella, Lucía sin objeción sede a ese acto y él le dice – Lucía, puedes contar conmigo, lo único es que voy a verme obligado a pedirte algo a cambio.-  ella lo mira inciertamente y él prosigue. – Yo invito el café- Lucía sonríe y alega. –como toda dama es lo que espero ja ja… es broma espero no lo tomes a mal. La próxima invito yo.
-Para nada me gusta tu humor. - en eso suena el celular de Lucía, ella lo levanta mira la pantalla y luego lo apaga diciendo- esta noche la aparto para nosotros Alejo.-  Alejo retira su celular del bolsillo, lo apaga también y dice –esta noche soy todo oído, soy suyo señorita. Ella moviendo la cucharita dentro del pocillo de café, mientras muerde su labio superior se toma un segundo dice. -Es precisamente a lo que me refiero.-  Alejo siente subírsele un calor y cosquilleo en el cuerpo y sospecha que va a ser una noche larga. Y le dice a Lucía.
- antes de comenzar, quería hacerte una pregunta a partir de una apreciación y quiero que me corrijas si me equivoco.-
-pregúntame lo que quieras Alejo.-
- ¿Eres músico, cantante? Te lo pregunto porque tienes ese estilo marcado en tu forma de vestir, tus gestos y movimientos; típico de personas sin prejuicios y rebeldes
- Eres muy observador; pero no soy músico, pero si estoy muy ligada al ambiente rockero, amo el rock me considero amante del rock, aunque ese ambiente me tiene algo agotada, es contradictorio el sentimiento.
-¿Cómo es eso?
- Bueno para que lo entiendas comienzo con lo que quiero contarte y te vas a dar cuenta porque es que estoy cansada del de ese ambiente.
- Escucho Lucía.- Lucía toma aire, como si tomara envión para lo que esta por contar y dice.
– Estoy casada con un cantante de una Banda de Rock medianamente conocida; Él es un vocalista oscuro, egocéntrico y manipulador que dice amarme… pero yo sé que siempre me fue infiel...- Lucía se detiene porque la voz se le entre corta. Alejo permanece atento y con mucho cuidado le acomoda el cabello detrás de la oreja diciendo.
- Tómate el tiempo que necesites, yo no voy a interrumpirte.-
- Gracias; eres muy comprensivo, me haces sentir cómoda… te sigo contando.
Daniel se llama mi marido, nos conocimos por medio de mi hermano que es músico también y si bien no era parte de la banda de Daniel; él siempre estaba en los ensayos aportando opiniones y Daniel le daba ese lugar porque mi hermano tenía buenas ideas musicales; así fue que un día lo acompañé a los ensayos y allí nos vimos con Daniel y sentimos inmediatamente un flechazo,  él era muy seductor su rebeldía me atraía, su actitud me volvía loca cuando se impostaba frente al micrófono; su voz despertaba en mi algo que lo deseaba sin poder evitarlo. Nos pusimos de novios y era tal nuestra pasión que todos nos miraban y decían que hacíamos una excelente pareja. A mi me encantaba ir a verlo tocar con la banda y ver como las ninfas enloquecían por mi hombre frente al escenario; ello me encantaba porque Daniel era mío, y lo que ellas deseaban y no podían tener yo lo tenía, eso me excitaba. Estuvimos cuatro años juntos y nos casamos; nuestras vidas eran apasionadas y vibrantes. Para ese entonces su banda había crecido en popularidad, y si bien no era una banda que trascendiera la frontera de nuestro país, era una banda local que pisaba fuerte; literalmente vivíamos de la música, tanto de las ganancias de la banda en los recitales y discos, como de la música que componía Daniel para otros artistas reconocidos. Un día los dos nos excedimos en drogas después de un concierto y como veníamos de buena racha de dinero y fama decidimos festejar con todos los integrantes de la banda  y sus mujeres, en un hotel para beber y alocarnos, pero perdimos el control, al día siguiente nos despertamos todos tirados y desnudos  en una cama enorme en la suite; yo me levanté sobresaltada y aturdida, estaba rodeada de hombres y mujeres desnudos con signos de una noche pasada en excesos, logré verlo a Daniel vestido de cintura para abajo y buscando con apremio la camisa, luego prendiendo sus botones pude ver su rostro desfigurado de enojo cruzando la puerta de la suite. Me levanté de un salto tome unas prendas que ni siquiera eran mías para vestirme un poco y salí tras él mientras lo llamaba, pero Daniel no se volteaba a verme, cruzó la entrada del hotel y a unas cuadras recién lo alcancé, y antes que pudiera decirle algo se dio vuelta, me tomó de los hombros y me estampó contra la pared acorralándome entre el muro y él,  gritándome  decía “¿lo disfrutaste puta? ¿eso es lo que querías? ¿te gustó sentir a otros hombres dentro tuyo  aparte de tu marido?”. Yo lloré…sentía venírseme el mundo abajo, le dije que me perdonara, incluso por algo que apenas recordaba a causa de las drogas, y le recordé que él también había sido parte de toda esa locura. Te aclaro Alejo que nosotros no éramos de participar en esas cosas, pero esa noche perdimos el control, perdimos la cordura y por lo visto la memoria. Los días siguientes se sucedieron con mucha hostilidad de parte de Daniel hacia mí, estaba muy extraño, nuestra pasión se había enfriado  y para completarlo en la noche en que nos alocamos habían entrado a robar a nuestra casa, llevándose gran parte del dinero que veníamos recaudando con los recitales. Parecía que todo estuviese acomodado para que nuestra relación lastimada no encontrara consuelo en nada. Había pasado un mes de lo sucedido en el hotel; en la cama nos dábamos la espalda… era horrible parecíamos dos extraños que se odiaban. Comencé a no ir a sus recitales, herida y desconcertada sólo quería estar sola y pensar. Una madrugada, Daniel no volvió de su concierto como solía hacerlo, sino recién a  la mañana, deduje que seguro había pasado la noche con otra mujer, así que lo interrogué y él me negaba todo, me dijo que se había ido a un bar donde solíamos ir juntos y era el lugar donde nos besamos por primera vez, esperanzado de que por esas casualidades yo me apareciera allí. Lo insulté lo traté de mentiroso, él no dejaba de decirme que lo nuestro se terminaba, entonces me desesperé ante esas palabras y lo besé alocadamente, le saqué la ropa e hicimos el amor; pero pese a eso intuía que nada de lo que hiciera cambiaría las cosas. Le pedí un tiempo para que reviéramos si valía la pena continuar con nuestro matrimonio, él asintió con frialdad, como que a esa altura no le importaba nada. Luego pasó mucho tiempo de eso, él me evitaba. En mi cabeza deducía que un hombre como él debía tener amantes por todos lados, así que estaba celosa de todos esos fantasmas en mi mente y decidí que yo también tendría amantes, así que hombre que conocía en las noches de salida con amigas, de seguro terminaba en sus camas… esa era mi venganza, aunque en realidad me llenaba más de odio porque me sentía que me humillaba más a causa de Daniel. En el fondo de mi corazón  deseaba que Daniel se enterara por terceros que yo era amante de cuanto hombres conocía, esa era mi venganza tras ser él tan injusto conmigo desde la noche de los excesos en la que los dos éramos igual de culpables, pero que sin embargo pareciera que yo pagaba el precio de todo ello porque estaba destruida internamente. Pero para mi sorpresa, un día apareció y me planteó volver a intentar lo nuestro; había trascurrido cuatro meses de no vernos. A partir de entonces volvimos a ser la pareja de antes, renovados vivíamos una nueva luna de miel, recuerdo bien ese día porque fue el primero de otoño, recuerdo habernos perdido perdón por nuestros errores, parecía un sueño luego de tantas pesadillas… pero no duro mucho…-  Lucía comienza a llorar;  Alejo le alcanza un pañuelo. – Gracias Alejo… prosigo.-
-Soy todo oído Lucía, quédate tranquila ¿Qué paso luego?-.
-Daniel radicalmente del amor pasó de nuevo al desprecio hacia mí; comenzó a celarme con los músicos de la banda, me acusaba de provocadora, se volvió un tipo celoso he irritable; Nos separamos nuevamente, hace un buen tiempo que no estamos juntos…pero me acedia y me ha amenazado de muerte, me acusa de mentirosa y prostituta… yo por mi parte quiero una vida nueva, alejarme cuanto más pueda de esos ambientes de músicos de rock y  toda esa movida, quiero ser una mujer normal… en fin, esa es mi historia,  y por loco e imposible que parezca, quiero cambiar mi vida y no sé como hacerlo… ¿Qué piensas de todo lo que te he contado? De seguro debes pensar que tengo una vida de mierda.- 
Alejo le seca las lagrima que corren por su mejillas, suavemente con sus pulgares  con toda confianza y luego acomodándose en la silla le dice.
-He podido ver en todo lo que me has contado, la veracidad de tus palabras, ellas hablan de lo que tu corazón siente, de lo que has vivido y a sido muy fuerte todo esta historia, pero como vos decís, tienes todo el derecho de comenzar una vida nueva, en cuanto al pasado, el pasado siempre te va a perseguir, pero eso no quita que puedas cambiar el presente, y así paulatinamente vas a construir una nueva vida; así se opongo Daniel o quien se oponga. Es triste ver como un hombre exitoso como tu ex Marido se aferre al o,dio, eso tienen que ver con su orgullo, no te ha podio perdonar de corazón y por ello se ha perdido la oportunidad de estar con vos bien, pero tampoco puede soltarte porque te siente de su pertenencia, debe pensar que eres de él o de nadie. Él tendría que soltarte y dejarte que vivas la vida que mereces. Lucía eres joven y tienes una vida por delante, olvida el pasado, si has cerrado toda posibilidad de volver con tu marido debes dejar de sentirte culpable por el hecho en el hotel, como debes dejar de sentirte culpable por querer iniciar una vida nueva, y así creo que tu corazón estará dispuesto a recibir una persona que te cuide de verdad.-  en un momento reino un silencio cómplice con sus miradas y alejo pudo ver un brillo de esperanza en las pupilas de Lucí, quien sonrió diciendo con tono de voz suave
- Gracias Alejo… eres dulce.- y tomando una de las manos de él la lleva a su rostro; alejo se deja llevar por ese gesto y con toda su mano sostiene las mejillas húmedas de Lucía sin poder creer lo que está viviendo en ese momento; pues dentro suyo siente una atracción impresionante ante tan bella mujer que encuentra consuelo en su persona.
- quiero caminar nuevo amigo... contigo ¿vamos?
- a donde quieras Lucía; vamos
Ambos pagan lo consumido dejando una buena propina al mozo y saliendo de allí, cruzan la calle, en ese instante comienza a llover; ambos se resguardan bajo el toldo de un negocio de ropa,  cerrado a esa hora de la noche; en apenas unos instantes la calle se llena de agua y pasando un colectivo muy sobre la calzada, salpica a la pareja con agua; a lo que Lucía por cubrirse se precipita en brazos de Alejo quien la abraza fuertemente y ambos pueden sentir el calor de sus cuerpos,  y sin mediar palabras se besan prolongadamente. 
         Minutos después; Lucía pregunta – Alejo ¿tenías planes para esta noche?  si bien recuerdo, estabas por buscar tu vehículo; por favor no cambies tus planes por mi.
-No hay problema Lucía, con la lluvia no quiero sacar el auto, aparte no te puedo dejar mojada así, te invito a mi departamento para que puedas secarte un poco mientras te invito un trago ¿te parece?
-¿Como si me parece? después del beso de recién claro que quiero compartir un poco más de tiempo con vos  ¿Donde vivís?
-Vivo aquí a la vuelta; Caceros y Ayacucho así que no estamos muy lejos como para darte tiempo a que te arrepientas ja ja
- Te prometo y te afirmo que no podría arrepentirme, me siento muy cómoda con vos como te dije.                                                                                                                 

Luego de unos minutos ellos se encuentran en el departamento, que se encuentra en un séptimo piso; en el balcón se encuentra lucía, la lluvia a mermado,  la atmósfera se siente fresca y limpia, ella enciende un cigarrillo mientras apoya sus codos en la baranda quedando media agachada; mientras Alejo sirve dos copas de vino y mira tras la puerta, y queda impresionado por la figura de mujer que posee Lucía. Al rato cruza el umbral hasta lucía, que mantienen su postura sensual y felina, Alejo deja las copas de vino sobre una mesita que esta en el balcón y acercándosele, Lucía sin girar extiende sus manos hacia atrás tomando sorpresivamente las manos de alejo y lo atrae hacia ella, quedando Alejo abrazando a lucía por la espalda; ambos sienten sus cuerpo calientes y trémulos, él puede sentir la entrega sin prejuicios de Lucía y ello lo enciende más. El perfume de Lucía lo envuelve, el comienza a desglosarla con caricias y besos, ella guía las manos de él para seguir el contorno de su ropa interior; Alejo la gira de frente bruscamente, ella levanta sus piernas abrazándolo mientras Alejo la sostiene y la lleva al comedor; tira las cosas que sobran en ese momento en la mesa diciendo – vamos por el banquete hermosa.


derechos reservados.

Diego Emilio Corzo 

             Telaraña (adelanto capitulo 2)


Capitulo  ll

                                                                                                                                       La pasión suele ser la venda  de fuego
                                                                                                                                       quemando nuestros ojos,
         dejándonos ciegos por su candor.


Después de una semana, Alejo y Lucía se frecuentan en el mayor tiempo que les he posible; pues en ellos se había encendido una pasión que les hacía olvidar los problemas de cada uno........

lunes, 29 de septiembre de 2014



La metáfora existencial de la Mariposa. 

Despreciado, tomado por menos
su naturaleza es comparada con lo detestable
lo vil y lo despreciable ante los ojos de las personas.
Algunos hasta hacen arcadas y son objetos de sustos
a hombres y mujeres impresionables.
El comienzo de su existencia es arrastrase,
sus movimientos son toscos
y sus sendas son sobre barro y estiércol
nadie habla de ellos en un poema,
solo para compararlo con lo que evitaríamos,
o para describir los pasos siguientes de la muerte;
pero nadie, o pocos se han detenido a pensar,
que en lo despreciable de su existencia,
en un momento el insecto cree elegir la muerte
cuando decide envolverse en un capullo;
lo único que conoce de su existencia es el paso lento
en un recorrido de cieno y torpeza hasta ese punto,
en que por un periodo desaparece envuelto en su acabose…
…. Pero luego despierta sin saber porqué;
Comienza a romper ese capullo que lo estorba, lo hiere,
Su cuerpo ya no es el mismo y desplegar su nuevo ser
le arranca dolor y sed de ser libre al fin,
Y lo logra al extender sus finas alas de polvo y magia,
en colores y formas irrepetibles y hermosas
Y se lanza al vuelo en que todos queremos ser partícipes,
en que músicos, poetas y pintores
quieren plasmar su belleza en sus creaciones,
pero es de necio negar que la inmaculada Mariposa antes de serlo;
fue un gusano.

Diego Emilio Corzo.

martes, 16 de septiembre de 2014

Despierto en el frió de la noche buscando el candor de tu piel
cuyas brazas ardientes estallan en ella para quemarme de vos.
Mi boca busca beberte y como un río de aguas dulces me sacias;
siento el latido de tu corazón en nuestros labios,
aspiro tu aliento como el lenguaje de nuestras almas…
Te abrazo intensamente deseando morir en tu pecho,
porque le tengo miedo al mañana
que siempre me asusta con perderte para siempre.
Hoy bese tus dedos,
recogí de ellos su néctar,
lo lleve a mi paladar donde almacené tu aroma
mientras las horas crueles avanzan
y se burlan de lo frágil de la existencia,
de lo frágil que es tenerte como una copa de cristal y diamantes,
que en segundos, luego de la despedida con promesas de no vernos,
estalla hiriendo con cristales mi cuerpo que por vos se desangra;
te amo en el silencio, muero en el silencio y en el espacio en que no estás.
Por cada vez que mi ser desnudo
representado por mi viril naturaleza
entra cruzando las puertas de los jardines de tu acuosa feminidad,
algo de mi allí queda, mientas más menguo hasta no quedar nada,
porque vivir para no tenerte quiero vivir para morirme en vos.

Diego Emilio Corzo.


domingo, 8 de junio de 2014


Te conozco casi completamente
y  lo que me falta por conocer será un misterio que sólo Dios Sabe.
Miro alrededor el cúmulo de mentira en objetos disfrazados de verdades;
de urgencias sin sentido, de necesidades inventadas,
De destinos inciertos que se desvanecen en el nebuloso porvenir;
y vuelvo a mirarte, y vuelvo a observar cada detalle de vos
y vuelvo a enamorarme; estás allí como el sueño inalcanzable
como la promesa detenida; como un sueño que por ser sólo sueño
se vuelve una pesadilla.
Estamos cerca y olemos el amor;
lo palpamos etéreo pero verdadero;
 luego escondemos nuestras miradas como niños traviesos
que se miran y se sonrojan.
Tu rostro le queda bien a mis caricias
mis manos le quedan bien a tu cintura
y mis labios sólo saben besar los tuyos.
¡Ay Dios! Tu sabes cuanto la amo,
tu sabes que moriría por ella,
tu sabes de mi boca el sí acepto que la aguarda;
conoces mis largas oraciones, mis desvelos por pensarla,
mis poemas que la invocan, que la nombran que la llaman…
Pero los días se suman; mi barba pinta canas,
los años corren como agua precipitada al vacío,
el tiempo no se interrumpe
pero los relojes se detienen  en algún momento;
y nosotros… nosotros con ellos.

Diego Emilio Corzo