imagen sacada de internet.
TELARAÑA.
El verdadero valor de una
carta
no la determina el jugador y
su estrategia,
sino el valor real cuando
queda al
descubierto sobre la mesa .
Capítulo l
Córdoba, Agosto de 2008.
La noche estaba desde hacía un rato agazapada sobre la ciudad, en
donde los comercios céntricos comienzan a bajar las persianas dando por
terminada la jornada. Había sido un día nublado y fresco, con aroma a lluvia en
la atmósfera, aunque no hubiera caído hasta entonces una sola gota. Alejo, un
joven de treinta años, dueño de un puesto de ventas de diarios y revistas
ubicado en la calle 27 de abril casi esquina
avenida Velez Sarsfield, frente al banco de Córdoba; se dispuso a cerrar
las puertas de su puesto, mientras observaba las veredas repletas de personas
con el apremio de volver a sus hogares; veía también las luces artificiales y
sentía correr por sus venas esa sensación particular de final de jornada de
viernes, donde todos se preparan para el fin de semana, y pese a que en su
mayoría también todos trabajan los días sábado, el viernes es como la previa de
la liberación de la rutina. Esté pensamiento lo llevó inmediatamente a tomar su
celular y llamar a su amigo David, compañero de copas, para planificar la
salida de esa misma noche. Mientras Alejo da la última vuelta de llave a su
puesto de diarios y revistas escucha el contestador con la voz de su amigo
grabada, corta y determina en segundos
intentar llamarlo más tarde;
inmediatamente percibe un perfume de mujer cítrico y dulce que lo
envuelve, mira a sus espaldas y ve a escasa distancia a una mujer de unos 25
años, de tez trigueña, ojos negros penetrantes, y labios carmesí. Es de una
belleza exótica, sensual, altanera y provocativa; todo hombre que pasa junto a
ella la mira codiciosamente e incluso algunos se atreven a piropearla. La joven
mujer busca fervientemente algo en su cartera; ella vestía de falda de cuero
negro con dos líneas doradas finas al costado que van desde la cintura al corte
de dicha falda; sus piernas largas voluptuosas dejan ver una piel muy bien
cuidada. Llevaba una campera también de cuero negra, ceñida al cuerpo, abierta
el cierre hasta debajo de sus pechos, y debajo de ella tenía una remera gris
oscuro también ceñida con un escote sensual, donde podía verse parte de la piel
de sus pechos brillando bajo la luz blanca artificial de la noche. La joven
mujer desiste su búsqueda en la cartera y mirando a Alejo le pregunta -
disculpa ¿tendrías fuego? - Alejo busca
inmediatamente en su bolsillo derecho del pantalón mientras la mujer saca un
cigarrillo fino y largo de su cartera; Alejo enciende el encendedor y se lo
acerca, ella coloca su mano alrededor de la llama para proteger que la flama no
sea apagada por ninguna brisa, rosando con sus manos las manos de Alejo. Se
acerca en movimiento pensado y provocativo con el cigarrillo en los labios, una
vez encendido se aparta rápidamente y clavando sus pupilas oscuras en los ojos
de Alejo dice
– me llamo Lucía, gracias por el fuego- Alejo
siente que es un momento oportuno, donde los “planetas están alineados” dirían
las revistas de astrología que suele leer en su puesto, aunque no cree en
ellas; pero ese momento no podía dejar pasarlo sin intentar algún coqueteo.
–De nada Lucía, mi nombre es Alejo, y para
serte sincero es un placer darte fuego, acabas de aparecer a mis espaldas como
una suerte de milagro.- Lucía sonríe y
contesta
– Muy elocuente tus palabras, aunque muy
largas para haber sido espontaneas… y a
decir verdad me pareces conocido ¿nos hemos visto
antes? – Alejo sonrojado responde
– no lo creo,
mujer así no se olvida tan fácil… en cuanto a mis palabras, no son armadas,
reflejan lo que veo, aunque a decir verdad sin conocerte me inspiras
confianza.- y ambos se quedan mirando en
silencio unos segundos.
-Bueno, me voy caballero… ¿Alejo?
- Si, Alejo Lucía; y por olvidarte mi nombre
te condeno a ser acompañada por mí unas
cuadras.
-Veo que eres muy perspicaz, yo ahora voy
derecho hasta cañada a tomar un taxi, si vas hacia esa dirección entonces no te
voy a sentir como un acosador, sino como un caballero.
-justo tengo el auto en una cochera cruzando
la cañada, como verás son muchas casualidades, aunque como diría un amigo
“causalidades”
- ¿y como es eso?- ambos están a punto de cruzar
la avenida General paz esperando que el semáforo les de el paso.
-Él sostiene que cuando uno comienza a
relacionarse con otra persona, no es casual, sino que decisiones anteriores de
su vida lo han llevado a relacionarse con ese tipo de persona, que son efecto
de sus antiguas decisiones; en conclusión, un hecho lo lleva a otro generando
un resultado que parece casualidad; pero que en realidad era predecible.- el
semáforo los habilita para cruzar la calle y Alejo suavemente pone la palma de
su mano sobre la espalda de Lucía, como indicándole cruzar; ella no dice nada,
al contrario parece simpatizarle ese gesto.
-¿mira vos? Es una buena teoría, complicada
pero que habla como una persona es quien tiene el control de todo, incluso sin
saberlo. Me gusta hablar con vos, te invito un café ¿si no lastimo tu orgullo masculino por
adelantarme a invitarte yo? ja ja.- Alejo sonríe
- Al contrario, me gusta la mujer que tiene
iniciativa y no está esperando que el hombre siempre de el primer paso;
obviamente hablamos de tomar café ja ja.
-Eres simpático señor Alejo; además como
dijiste hace unas cuadras, me inspiras confianza a mí también… mira allí hay un pequeña cafetería esta muy
lindo el lugar, tienen cierto aire de los años cuarenta, te va a gustar.-
La cafetería se llama el
Anden 47, está a media cuadra antes de llegar a la calle Ayacucho. Alejo abre la puerta dándole el paso a su
acompañante, y las personas que están allí observan a Lucía; el joven se da
cuenta que la mujer que la acompaña tiene un encanto muy particular que no
puede pasar desapercibida. Ambos se sientan en una mesa junto a la pared
decorada con fotos de la ciudad de décadas anteriores; el mozo se les acerca
preguntando que se les ofrece, ambos piden un cortado y Lucía anexa un tostado,
luego que se retira el mozo ella clava los codos en la mesa con actitud
entusiasta y poniendo su cara sobre sus manos mira a Alejo diciendo – bueno,
estamos aquí, espero que no me consideres una mujer ligera yo soy así, me gusta
conocer gente y charlar, aunque para ser sincera cuando cruzamos las primeras
palabras hace un rato atrás me vino la sensación de que tu eres el indicado
para contarte algo de mi vida que no se lo confiaría a ningún conocido, pero sí
a un extraño que tenga una mirada objetiva y creo que eres el indicado por
cuanto es inevitable esta sensación de confiabilidad que siento sin conocerte.-
Alejo con toda confianza extiende su mano tomando una de las de ella, Lucía sin
objeción sede a ese acto y él le dice – Lucía, puedes contar conmigo, lo único
es que voy a verme obligado a pedirte algo a cambio.- ella lo mira inciertamente y él prosigue. –
Yo invito el café- Lucía sonríe y alega. –como toda dama es lo que espero ja
ja… es broma espero no lo tomes a mal. La próxima invito yo.
-Para nada me gusta tu humor. - en eso suena
el celular de Lucía, ella lo levanta mira la pantalla y luego lo apaga
diciendo- esta noche la aparto para nosotros Alejo.- Alejo retira su celular del bolsillo, lo
apaga también y dice –esta noche soy todo oído, soy suyo señorita. Ella
moviendo la cucharita dentro del pocillo de café, mientras muerde su labio
superior se toma un segundo dice. -Es precisamente a lo que me refiero.- Alejo siente subírsele un calor y cosquilleo
en el cuerpo y sospecha que va a ser una noche larga. Y le dice a Lucía.
- antes de comenzar, quería hacerte una
pregunta a partir de una apreciación y quiero que me corrijas si me equivoco.-
-pregúntame lo que quieras Alejo.-
- ¿Eres músico, cantante? Te lo pregunto
porque tienes ese estilo marcado en tu forma de vestir, tus gestos y
movimientos; típico de personas sin prejuicios y rebeldes
- Eres muy observador; pero no soy músico,
pero si estoy muy ligada al ambiente rockero, amo el rock me considero amante
del rock, aunque ese ambiente me tiene algo agotada, es contradictorio el
sentimiento.
-¿Cómo es eso?
- Bueno para que lo entiendas comienzo con lo
que quiero contarte y te vas a dar cuenta porque es que estoy cansada del de
ese ambiente.
- Escucho Lucía.- Lucía toma aire, como si tomara
envión para lo que esta por contar y dice.
– Estoy casada con un cantante de una Banda
de Rock medianamente conocida; Él es un vocalista oscuro, egocéntrico y
manipulador que dice amarme… pero yo sé que siempre me fue infiel...- Lucía se
detiene porque la voz se le entre corta. Alejo permanece atento y con mucho
cuidado le acomoda el cabello detrás de la oreja diciendo.
- Tómate el tiempo que necesites, yo no voy a
interrumpirte.-
- Gracias; eres muy comprensivo, me haces
sentir cómoda… te sigo contando.
Daniel se llama mi marido, nos conocimos por
medio de mi hermano que es músico también y si bien no era parte de la banda de
Daniel; él siempre estaba en los ensayos aportando opiniones y Daniel le daba
ese lugar porque mi hermano tenía buenas ideas musicales; así fue que un día lo
acompañé a los ensayos y allí nos vimos con Daniel y sentimos inmediatamente un
flechazo, él era muy seductor su
rebeldía me atraía, su actitud me volvía loca cuando se impostaba frente al
micrófono; su voz despertaba en mi algo que lo deseaba sin poder evitarlo. Nos
pusimos de novios y era tal nuestra pasión que todos nos miraban y decían que
hacíamos una excelente pareja. A mi me encantaba ir a verlo tocar con la banda
y ver como las ninfas enloquecían por mi hombre frente al escenario; ello me
encantaba porque Daniel era mío, y lo que ellas deseaban y no podían tener yo
lo tenía, eso me excitaba. Estuvimos cuatro años juntos y nos casamos; nuestras
vidas eran apasionadas y vibrantes. Para ese entonces su banda había crecido en
popularidad, y si bien no era una banda que trascendiera la frontera de nuestro
país, era una banda local que pisaba fuerte; literalmente vivíamos de la
música, tanto de las ganancias de la banda en los recitales y discos, como de
la música que componía Daniel para otros artistas reconocidos. Un día los dos
nos excedimos en drogas después de un concierto y como veníamos de buena racha
de dinero y fama decidimos festejar con todos los integrantes de la banda y sus mujeres, en un hotel para beber y alocarnos,
pero perdimos el control, al día siguiente nos despertamos todos tirados y
desnudos en una cama enorme en la suite;
yo me levanté sobresaltada y aturdida, estaba rodeada de hombres y mujeres
desnudos con signos de una noche pasada en excesos, logré verlo a Daniel
vestido de cintura para abajo y buscando con apremio la camisa, luego
prendiendo sus botones pude ver su rostro desfigurado de enojo cruzando la
puerta de la suite. Me levanté de un salto tome unas prendas que ni siquiera
eran mías para vestirme un poco y salí tras él mientras lo llamaba, pero Daniel
no se volteaba a verme, cruzó la entrada del hotel y a unas cuadras recién lo
alcancé, y antes que pudiera decirle algo se dio vuelta, me tomó de los hombros
y me estampó contra la pared acorralándome entre el muro y él, gritándome
decía “¿lo disfrutaste puta? ¿eso es lo que querías? ¿te gustó sentir a
otros hombres dentro tuyo aparte de tu
marido?”. Yo lloré…sentía venírseme el mundo abajo, le dije que me perdonara,
incluso por algo que apenas recordaba a causa de las drogas, y le recordé que
él también había sido parte de toda esa locura. Te aclaro Alejo que nosotros no
éramos de participar en esas cosas, pero esa noche perdimos el control,
perdimos la cordura y por lo visto la memoria. Los días siguientes se
sucedieron con mucha hostilidad de parte de Daniel hacia mí, estaba muy
extraño, nuestra pasión se había enfriado
y para completarlo en la noche en que nos alocamos habían entrado a
robar a nuestra casa, llevándose gran parte del dinero que veníamos recaudando
con los recitales. Parecía que todo estuviese acomodado para que nuestra
relación lastimada no encontrara consuelo en nada. Había pasado un mes de lo
sucedido en el hotel; en la cama nos dábamos la espalda… era horrible
parecíamos dos extraños que se odiaban. Comencé a no ir a sus recitales, herida
y desconcertada sólo quería estar sola y pensar. Una madrugada, Daniel no
volvió de su concierto como solía hacerlo, sino recién a la mañana, deduje que seguro había pasado la
noche con otra mujer, así que lo interrogué y él me negaba todo, me dijo que se
había ido a un bar donde solíamos ir juntos y era el lugar donde nos besamos
por primera vez, esperanzado de que por esas casualidades yo me apareciera
allí. Lo insulté lo traté de mentiroso, él no dejaba de decirme que lo nuestro
se terminaba, entonces me desesperé ante esas palabras y lo besé alocadamente,
le saqué la ropa e hicimos el amor; pero pese a eso intuía que nada de lo que
hiciera cambiaría las cosas. Le pedí un tiempo para que reviéramos si valía la
pena continuar con nuestro matrimonio, él asintió con frialdad, como que a esa
altura no le importaba nada. Luego pasó mucho tiempo de eso, él me evitaba. En
mi cabeza deducía que un hombre como él debía tener amantes por todos lados,
así que estaba celosa de todos esos fantasmas en mi mente y decidí que yo
también tendría amantes, así que hombre que conocía en las noches de salida con
amigas, de seguro terminaba en sus camas… esa era mi venganza, aunque en
realidad me llenaba más de odio porque me sentía que me humillaba más a causa
de Daniel. En el fondo de mi corazón
deseaba que Daniel se enterara por terceros que yo era amante de cuanto
hombres conocía, esa era mi venganza tras ser él tan injusto conmigo desde la
noche de los excesos en la que los dos éramos igual de culpables, pero que sin
embargo pareciera que yo pagaba el precio de todo ello porque estaba destruida
internamente. Pero para mi sorpresa, un día apareció y me planteó volver a
intentar lo nuestro; había trascurrido cuatro meses de no vernos. A partir de
entonces volvimos a ser la pareja de antes, renovados vivíamos una nueva luna
de miel, recuerdo bien ese día porque fue el primero de otoño, recuerdo
habernos perdido perdón por nuestros errores, parecía un sueño luego de tantas
pesadillas… pero no duro mucho…- Lucía
comienza a llorar; Alejo le alcanza un
pañuelo. – Gracias Alejo… prosigo.-
-Soy todo oído Lucía, quédate tranquila ¿Qué
paso luego?-.
-Daniel radicalmente del amor pasó de nuevo
al desprecio hacia mí; comenzó a celarme con los músicos de la banda, me
acusaba de provocadora, se volvió un tipo celoso he irritable; Nos separamos
nuevamente, hace un buen tiempo que no estamos juntos…pero me acedia y me ha
amenazado de muerte, me acusa de mentirosa y prostituta… yo por mi parte quiero
una vida nueva, alejarme cuanto más pueda de esos ambientes de músicos de rock
y toda esa movida, quiero ser una mujer
normal… en fin, esa es mi historia, y
por loco e imposible que parezca, quiero cambiar mi vida y no sé como hacerlo…
¿Qué piensas de todo lo que te he contado? De seguro debes pensar que tengo una
vida de mierda.-
Alejo le seca las lagrima
que corren por su mejillas, suavemente con sus pulgares con toda confianza y luego acomodándose en la
silla le dice.
-He podido ver en todo lo que me has contado,
la veracidad de tus palabras, ellas hablan de lo que tu corazón siente, de lo
que has vivido y a sido muy fuerte todo esta historia, pero como vos decís,
tienes todo el derecho de comenzar una vida nueva, en cuanto al pasado, el
pasado siempre te va a perseguir, pero eso no quita que puedas cambiar el
presente, y así paulatinamente vas a construir una nueva vida; así se opongo
Daniel o quien se oponga. Es triste ver como un hombre exitoso como tu ex
Marido se aferre al o,dio, eso tienen que ver con su orgullo, no te ha podio
perdonar de corazón y por ello se ha perdido la oportunidad de estar con vos
bien, pero tampoco puede soltarte porque te siente de su pertenencia, debe
pensar que eres de él o de nadie. Él tendría que soltarte y dejarte que vivas
la vida que mereces. Lucía eres joven y tienes una vida por delante, olvida el
pasado, si has cerrado toda posibilidad de volver con tu marido debes dejar de
sentirte culpable por el hecho en el hotel, como debes dejar de sentirte
culpable por querer iniciar una vida nueva, y así creo que tu corazón estará
dispuesto a recibir una persona que te cuide de verdad.- en un momento reino un silencio cómplice con
sus miradas y alejo pudo ver un brillo de esperanza en las pupilas de Lucí,
quien sonrió diciendo con tono de voz suave
- Gracias Alejo… eres dulce.- y tomando una
de las manos de él la lleva a su rostro; alejo se deja llevar por ese gesto y
con toda su mano sostiene las mejillas húmedas de Lucía sin poder creer lo que
está viviendo en ese momento; pues dentro suyo siente una atracción
impresionante ante tan bella mujer que encuentra consuelo en su persona.
- quiero caminar nuevo amigo... contigo
¿vamos?
- a donde quieras Lucía; vamos
Ambos pagan lo consumido dejando una buena
propina al mozo y saliendo de allí, cruzan la calle, en ese instante comienza a
llover; ambos se resguardan bajo el toldo de un negocio de ropa, cerrado a esa hora de la noche; en apenas
unos instantes la calle se llena de agua y pasando un colectivo muy sobre la
calzada, salpica a la pareja con agua; a lo que Lucía por cubrirse se precipita
en brazos de Alejo quien la abraza fuertemente y ambos pueden sentir el calor
de sus cuerpos, y sin mediar palabras se
besan prolongadamente.
Minutos después; Lucía pregunta – Alejo ¿tenías planes para esta
noche? si bien recuerdo, estabas por
buscar tu vehículo; por favor no cambies tus planes por mi.
-No hay problema Lucía, con
la lluvia no quiero sacar el auto, aparte no te puedo dejar mojada así, te
invito a mi departamento para que puedas secarte un poco mientras te invito un
trago ¿te parece?
-¿Como
si me parece? después del beso de recién claro que quiero compartir un poco más
de tiempo con vos ¿Donde vivís?
-Vivo aquí a la vuelta; Caceros y Ayacucho
así que no estamos muy lejos como para darte tiempo a que te arrepientas ja ja
- Te prometo y te afirmo que no podría
arrepentirme, me siento muy cómoda con vos como te dije.
Luego de unos minutos ellos
se encuentran en el departamento, que se encuentra en un séptimo piso; en el
balcón se encuentra lucía, la lluvia a mermado,
la atmósfera se siente fresca y limpia, ella enciende un cigarrillo
mientras apoya sus codos en la baranda quedando media agachada; mientras Alejo
sirve dos copas de vino y mira tras la puerta, y queda impresionado por la
figura de mujer que posee Lucía. Al rato cruza el umbral hasta lucía, que
mantienen su postura sensual y felina, Alejo deja las copas de vino sobre una
mesita que esta en el balcón y acercándosele, Lucía sin girar extiende sus
manos hacia atrás tomando sorpresivamente las manos de alejo y lo atrae hacia
ella, quedando Alejo abrazando a lucía por la espalda; ambos sienten sus cuerpo
calientes y trémulos, él puede sentir la entrega sin prejuicios de Lucía y ello
lo enciende más. El perfume de Lucía lo envuelve, el comienza a desglosarla con
caricias y besos, ella guía las manos de él para seguir el contorno de su ropa
interior; Alejo la gira de frente bruscamente, ella levanta sus piernas
abrazándolo mientras Alejo la sostiene y la lleva al comedor; tira las cosas
que sobran en ese momento en la mesa diciendo – vamos por el banquete hermosa.
derechos reservados.
Diego Emilio Corzo
Telaraña (adelanto capitulo 2)
Capitulo ll
La pasión suele ser la venda de
fuego
quemando nuestros ojos,
dejándonos
ciegos por su candor.
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