Me socorre la luna...
Me socorre la luna
en mi llanto desaforado
cobija mis lágrimas
en su pañuelo de sombría estela blanca.
Es que me han abandonado
como a un objeto obsoleto
y pensar que antaño
era el ídolo en la casa.
Me socorre la luna
en su complicidad de soltera
aunque por amante tenga al mar
en las noches de altas mareas.
Quizás semejante es mi naturaleza
la de ser sólo un amante
cobijar las almas femeniles en mi pecho
pero nunca se me permitirá
amarlas eternamente.
Me socorre la luna
mientras dormito sobre lo llorado
y entre sueños y pesadillas
el descanso procura más cansancio.
La veo radiante jovial estruendosa
como una aparición de lo divino
de lo sagrado
bien milagrosa.
La veo en mis brazos sujetándola
como la cuerda sujeta el navío en el puerto
Miro sus ojos oscuros siniestros
Que brillan de sombras sin afectos.
Me socorre la luna distante
directora de orquesta de grillos y ranas
que van apagando el concierto
tras el incipiente despertar de la aurora.
La veo sin mañanas de tenerla
y la vida se me vuelve silente
como el espacio en los pasajes
entre nichos y tumbas.
La he querido tanto
que al abandonarme
mi vida me abandonó junto a ella.
Sólo queda éste frágil caparazón de cristal
de incierto en porvenires.
Me socorre la luna casi desaparecida y distante
se marcha como un ángel nocturno
dando lugar a un sol radiante
que me condena a seguir
un día más.
Mi cuerpo se levanta atormentado
como el alma del soldado muerto en la trinchera.
Voy buscando la tierra donde pisarán mis pasos
porque el vació de no tenerla
encorva mis piernas
entorpece su motriz.
Ya no existe un consuelo
sola la rendición de quien perdió la batalla
la guerra no deja ganadores
Sino heridas incurables.
La luna ya no me socorre
el amanecer apagó las estrellas
el día da cuerdas al viejo reloj
la vida continua sin mi amante
y ahora es cuando debo saber
Quien soy.
Diego Emilio Corzo