LOS SUEÑOS NAVEGAN
Como barcos en el océano, en las aguas del alma,
entre olas de diástole y sístole de un corazón encendido,
Los hay apasionados, cuya razón de existir nos liberan
del claustro de la rutina,
Otros son efímeros, pasajeros
pero no dejan de ser un sueño.
Están los de corto plazo y los que requieren paciencia
algunos se escurren y los dejamos pasar
por no ser tan importantes y no vienen al caso.
Luego esta el sueño, aquel intenso,
el que es eje de nuestro ser,
porque nos hace quienes somos o deberíamos ser;
un sueño de éste tipo nos vigoriza,
y trabajar por él potencia nuestra esencia
y aumenta nuestro valor como persona.
Hay quienes confunden vanidad y sueño,
pero el primero trae corrupción a uno mismo
que persigue un espejismo
de una supuesta felicidad que lejos está de ser un valor interno;
uno lo reconoce porque ocasiona en los que lo rodean,
distanciamiento, recelo y hasta rechazo, porque ese fin
se logra a causa de manipulación traición y falsedad;
en cambio el sueño verdadero, por traernos armonía
armonizamos con los demás
no hay engaño, ni traición, ni competencia
porque no desea lo que posee el otro
ya que se sabe poseedor de su propia esencia,
por lo tanto no persigue un espejismo
sino una realidad en nuestro mar interno;
y como seres únicos he irrepetibles que somos,
así son nuestros sueños.
¿Qué sueños están en vos que los archivaste en el olvido
y sin darte cuenta con ellos quedo archivada tu inmanencia?
Existirán situaciones, personas, o tu mismo (auto boicoteando)
diciéndote que ese sueño latente en vos es imposible,
déjame decirte que no existen imposibles, sólo los que tu mente crea,
ya sea por temores o enseñanzas que traen las tradiciones
o contextos culturales y bloquean los ojos del alma.
Amigos ¡despierten! Y den la bienvenida a ese sueño
que en ustedes permanecía dormido.
Diego Emilio Corzo