Mis pasos
van sobre tierra seca;
el mundo
que me rodea exige de mí, lo que no le daré,
porque pide
a gritos cave mi propia tumba,
Mas ya no
le pertenezco,
he sido
arrancado del abismo.
he sido
lavado por sangre sacrosanta
y el espíritu
que hoy mora en mí,
va lavando
el barro que cubre mis ojos,
va deshelando
mi corazón, ayer, piedra borrascosa.
Se levantan
como grandes muros los enemigos,
porque ser hermano
de Cristo es enemistad con el mundo;
ahora queda
la lucha, la carrera sin tregua,
de morir
una y otra vez en la batalla,
hasta ser
perfeccionado,
hasta ver
la gloria de un Dios que nos ama.
Diego
Emilio corzo
1 comentario:
Me ha gustado mucho, emilio. Has hecho un buen trabajo.
Pero, desde mi humilde punto de vista, puedes ser hermano de Cristo y amigo de la vida. Sólo, hay que saber elegir...
Un abrazo, Ann@
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