Colapso de la Espina y la Espiga.
La noche trae el eco de una jornada
agitada
que parece no encontrar descanso;
y tras los párpados cerrados prosigue en
imágenes oníricas,
mientras mi pecho sufre el colapso de la
espina y la espiga;
una me desgarra gota a gota, en el ahora,
empuñada por la ausencia;
la otra trae aroma de abundancia a futuro.
Aunque reflexione esto,
entre la razón perspicaz y la inmutable Fe
que se me otorga;
cada saeta de su mirada la llevo conmigo,
cada lágrima de amor, capricho, o
injusticia
me envuelven en los continuos segundo
impiadosos.
Muchos dirán “hombre de doble ánimo”
mas yo, solo yo, sé que es porque estoy
enamorado.
Muchos desconocen que el amor no
corresponde solo a dos seres
sino que son tres los que participan:
hombre mujer y señoreando entre ellos
Dios.
He oído por allí que es la actitud lo que
importa,
mas la actitud sin un sabio concejo puede
ser
solo impulso para tropiezo, una decisión
premeditada;
¿Cual es la premisa entonces?
¿Quedarnos inertes?
Tan solo es, ser pacientes.
¿Por cuánto tiempo?
En los tiempos de Nuestro Dios.
Diego Emilio Corzo.
(Derechos reservados)
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